Labranza Mínima

Definición

La labranza es una práctica que facilita las labores agrícolas de instalación de un cultivo, entre las que destacan el control de malezas, mejoramiento de la germinación de semillas, incorporación de materia orgánica al suelo, etc. La labranza consiste en el volteo y desmenuzado de la capa superficial del suelo (15 - 30 cm.) a través de araduras que, cuando se realizan con una humedad adecuada del suelo, resultan en un mullido que mejora las propiedades mecánicas para una nueva siembra.

La labranza mínima se trata de una preparación del terreno en la que no existe labor profunda, sino uno o dos pasadas de implementos sobre la superficie y la posterior siembra. Esta técnica mezcla los residuos del cultivo anterior con la tierra. De esta forma se consigue una descomposición de la mayor parte, en condiciones aerobias, consiguiendo una mejora en la estructura del suelo, a la vez que se reduce el consumo de energía y el tiempo de preparación. El caso más extremo de labranza mínima es la siembra directa o la labranza cero, es decir, sembrar directamente sin remover el suelo.

Ventajas

Incremento de la materia orgánica

Al no triturar completamente los residuos de los cultivos anteriores sobre la superficie del suelo para su descomposición, se incrementa el contenido de materia orgánica cerca de la superficie, lo que proporciona alimento para los microorganismos del suelo que son los constructores de su estructura. La labranza oxida la materia orgánica y da lugar a su progresiva reducción, a menudo mayor que lo que se gana con su incorporación.

Mejora la aireación e infiltración

La reducción de pasadas del tractor y del implemento agrícola reducen la compactación del suelo lo cual aumenta el número de las lombrices de tierra y mantiene la estructura natural del suelo dando lugar a una mayor aireación y porosidad.

Reducción de la germinación de malezas

La reducción del laboreo físico del suelo reduce el estímulo de la germinación de semillas de malezas; Sin embargo, el efecto de este factor en los surcos es dependiente de la intensidad de la labranza.

Menores costos de maquinaria agrícola

El total de los costos operativos de la maquinaria necesaria para establecer los cultivos bajo labranza mínima se pueden reducir hasta un 50%. Gracias a que se reducen las horas/ha/año necesarias, los tractores y los implementos son usados con menor frecuencia.

Incremento de la producción a futuro

Los sistemas y los equipos utilizados para la labranza mínima han desmentido anteriores suposiciones de una depresión de los rendimientos. Las investigaciones y la experiencia han desarrollado sistemas que eliminan la depresión de los rendimientos a corto plazo y que al mismo tiempo aumentan la expectativa y la magnitud del incremento de los rendimientos en el mediano y largo plazo.

Modalidades

Siembra directa (Labranza cero)

El suelo no recibe labranza alguna durante todo el proceso de instalación desde la cosecha del cultivo hasta la siembra del siguiente, con excepción de la aplicación de materia orgánica y el control de las malas hierbas que se realiza de forma manual sobre la superficie del terreno.

Labranza mínima en todo el terreno

Consiste en labrar superficialmente el terreno días antes de la siembra mediante la utilización de cultivadoras, arados y gradas. En el "laboreo sin volteo" el suelo se labra después de la cosecha para incorporar restos del cultivo anterior, promover la germinación de las plantas, debe ser necesario extraer la vegetación antes de la siembra para evitar que su rebrote no permita el establecimiento del nuevo cultivo.

Labranza en franjas

Solamente se realiza la labranza en las líneas (de entre 10 – 20 cm. de profundidad dependiendo de la especie a sembrar) donde se va a realizar la siembra del nuevo cultivo, esta labranza consiste en la pasada del arado de discos o de rejas a lo largo del campo para facilitar la colocación y germinación de las semillas. El resto del terreno permanecerá sin labrarse y con los restos del cultivo anterior.

Laboreo en lomos

Se forman pequeños lomos (de entre 15 – 25 cm. de altura dependiendo de la especie a sembrar) con rejas o discos aporcadores en los cuales se realizará la siembra del nuevo cultivo, gracias a esta actividad los lomos se mantendrán limpios de las malas hierbas durante las primeras semanas del cultivo. El resto del suelo permanece sin labranza y cubierto con los restos del cultivo anterior.